sábado, 18 de enero de 2020

Jordania

Pasaba las horas muertas paseando en el bazar. Visiones de especias, jabones, hierbas curativas, alegres vestidos de fiesta, en los escaparates, gente por doquier, alguna mirada curiosa, hacia mí; esos frutos secos, lascivamente organizados en profunda belleza estética, los puestos de zumos naturales, el sonido de la mezquita, con su terrible cante, llamando a rezar… Mi corazón se decantaba entre dejarlo todo y lanzarme a la aventura, o continuar con mi realidad: ¿por qué la vida debe ser tan drástica?; ¿por qué se ha de estar atado a una existencia en la que, como si de una cadena de montaje se tratase, se despachasen vidas de fábrica, cual coches ford? Fue aquel el día en que, plantada ante Dios, le miré cara a cara y le dije: sea en mí tu voluntad.

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