sábado, 29 de enero de 2011

El bereber

El bereber la miró a los ojos. Cuando digo -la miró a los ojos-, quiero decir que su mirada era su ser entero a través de sus ojos, hablándole al de ella.
Él, vestido con chilaba y turbante de una bella tela de color índigo.
Ella, vaqueros, pelo largo, oscuro y suelto, camiseta ajustada y pañuelo por encima de hombros y torso, para evitar problemas.
El lugar, una ciudad esculpida en el desierto, frente a su hermosísima gemela ciudad antigua, de edificios de adobe.
La miró nada más verla y luego ella le perdió de vista.
Al salir del hotel, caminó con su grupo hasta un café. Él no tardó en llegar. Esta vez, mucho más directo, se enfrentó a ella y le dijo –ven, te voy a llevar a una tienda-. Allí ella compró una tela como la suya, para hacerse idéntico turbante al de él. Ni qué decir tiene que, en una esquina de la tiendecita, la intentó besar. Ni qué decir que ella se apartó, medio asustada, sorprendida y azorada, pero con ganas de que la hubiese besado. Todo aquello iba mezclado con una ligera pero inquietante sensación de peligro, que lo aderezaba todo con la pasión de la aventura.
Pasión, justo aquello que infla de vida el espíritu y le permite seguir adelante, haciendo que la memoria esboce una sonrisa.

viernes, 28 de enero de 2011

El pensamiento positivo

Quiero compartir lo siguiente, porque me parece de una importancia vital:

"Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entretenido en un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal. -¿Qué tipo de cambios? -Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas."

Dr. MARIO ALONSO PUIG - Cirujano, investigador de la inteligencia humana y del aprendizaje

Que cada cual haga uso de esto como quiera y/o pueda...

La humillación

La humillación, que es la otra cara del orgullo, existe. Puede que sea invisible, puede no hacérsele caso, puede intentar aplastarse, pero esta ahí y lo estará siempre, latente, como un tigre agazapado, a la espera de su presa. La humillación ha movido grandes guerras, grandes revoluciones sociales. Decir que todo esta bien, que no pasa nada, y hacer como si es así, es una cosa. Pero que sea realmente así, es otra. La humillación, como la violencia, no se puede ningunear, porque a la larga, sale multiplicada, propulsada, por una fuerza equivalente a aquella con la que se reprimió.

El día de hoy

Si la vida es  sólo el transcurrir de los días, tratando de divertirse y disfrutar de los pequeños momentos, todo está siempre bien.
Uno puede no tener nada, pero ahondar en el momento, centrarse en su propia respiración, meditar sobre su ombligo, y entonces, sentir que no carece de nada ni de nadie. Morir, incluso, y sentir que se es rico, que se está lleno, que se es pleno y realizado. Pero acaso eso no es engañarse a uno mismo? Y acaso no es cierto que es imposible engañarse a uno mismo? Si uno pudiese ser feliz tan sólo aceptando lo que tiene, nada tendría sentido, nuestros objetivos vitales serían sólo caprichos, el amor de pareja seria un antojo egoísta, las inclinaciones sexuales un arrebato estupido.