lunes, 15 de abril de 2019

El día que ardió Notre Dame

El día que ardió Notre Dame lo vimos en vídeos, por internet. Yo recordé cuando ardió Bagdag, incendiada y destruida por los bombardeos americanos. Nuestra civilización se derrumba, decía una mujer, muy lejos de allí, de París, desde el otro lado del mundo. Notre dame como una dama hermosa, vieja y mal cuidada por sus hijos y nietos. Notre Dame como un fantasma de sí misma, una tumba saqueada, con incalculables tesoros y secretos perdidos para siempre. Las catedrales son templos de saberes eternos, prehistóricos, se dice, dedicadas, consagradas a una diosa eterna, sabia e inalcanzable, como la misma esencia de la vida. Notre dame arde durante horas, la vieja señora no se deja ningunear tan fácilmente. Como la antorcha de un naúfrago desesperado en el mar, con toda esperanza perdida, arde en la noche de una Francia deshecha, distraída y laica. Notre dame o un símbolo destruido, nuestro pasado arde, nuestra Historia se muere.

domingo, 14 de abril de 2019

Paraísos en la Tierra

Soñé que nadaba en aguas cristalinas, de color turquesa, aguas de mar, de un mar de plata azul clarísimo, transparente, que se absorbía por los poros de la piel, que respiraba conmigo, que se me metía por los ojos y me inundaba de la idea de paraísos extraños, inalcanzables. Soñé más de una vez con ese mar, una y mil veces soñé. Lo buscaba en la vida despierta, mas nunca lo hallaba. Y cada vez que soñaba con él, despertaba con la idea de tenerlo entre mis manos, en un pellizco al aire, deslizándose de mí. Sentía que ese mar existe, que es la clave de muchos y grandes enigmas, que era un mar de alma y no de cuerpo físico, que hay algo más de lo que vemos y que no está a la vista, y de cuya existencia da prueba ese mar. Aterricé un día en una playa de arena blanca y fina, de agua tan turquesa que daña a la vista, en cuyas aguas pienso que la gloria existe y que se halla en ellas.Día tras día me despierto y miro el agua y su color es más bello que cualquier cuadro que el mejor artista pudiese jamás pintar; es más, nunca existirá artista alguno que pueda acercarse, siquiera de lejos, a igualar tanta belleza. Sin embargo, no existe en esta belleza terrenal nada que pueda acercarse, siquiera de lejos, a aquel mar de mi sueños, aquellas aguas de mi alma que son cofre sellado de universos paralelos, de bíblicos tesoros, de amores durmientes, de la verdadera esencia de mi yo.